jueves, 9 de agosto de 2012

El juramento antimodernista

 

San Pio X

El otro día, un lector me decía que los problemas de la Iglesia se acabarían si todos los sacerdotes y religiosos tuvieran que hacer el juramento antimodernista. La verdad es que no creo que las cosas sean tan sencillas. En primer lugar, porque las palabras se las lleva el viento y la Iglesia, los Parlamentos, los tribunales de divorcio y el mundo en general están repletos de promesas incumplidas. En segundo lugar, y mucho más importante, porque Cristo no creó la Iglesia para que viva sin problemas, sino para un combate, que durará hasta el fin de los tiempos, cuando él vuelva en gloria y majestad.

Me ha parecido útil, sin embargo, recordar el juramento antimodernista, como algo bueno y plenamente de actualidad. En realidad, es más bien una profesión de fe católica, orientada al rechazo de los errores de la herejía modernista. El modernismo, surgido en los siglos XIX y XX, es una herejía particularmente repugnante, porque se basa en conservar el lenguaje de la fe, pero dando a las palabras un sentido totalmente diferente, vaciándolas de contenido sobrenatural. Por ejemplo, los modernistas hablan de que Jesús era Hijo de Dios, pero en el sentido de que era un ser humano singular y hacía la voluntad de Dios, hablan de la resurrección de Cristo, pero quieren decir que permanece su recuerdo o que Cristo sigue vivo en Dios de alguna forma, siguen mencionando la virginidad de Nuestra Señora, pero quieren decir que ella estaba completamente entregada a Dios, aunque concibiera a su hijo de forma normal, y un largo etcétera.

Lo encubierto de esta herejía hizo que se extendiera muy rápidamente. Muchos descubrieron que podían seguir pretendiendo ser cristianos o incluso sacerdotes pero sin la molestia de mantener la fe, simplemente usando el lenguaje cristiano vaciado de sentido. Por lo difuso de la herejía, la lucha contra ella fue (y es) muy difícil. Ante esta situación, San Pío X decidió que todos los clérigos y profesores de filosofía y teología debían realizar de forma pública el juramento antimodernista, que rechaza solemnemente los principales puntos de la herejía modernista.

Hay quienes consideran este documento como la quintaesencia de lo antiguo y pasado de moda, pero sé que mis lectores no se dejarán llevar por ese pensamiento políticamente correcto, leerán el texto en sí… y descubrirán que podría haberse compuesto hoy mismo y que responde adecuadamente y con fe a barbaridades que escuchamos en muchos lugares (y por desgracia, parroquias) casi a diario.

Para aprovechar la ocasión, no sólo voy a incluir el juramento antimodernista, sino que voy a proclamarlo como bloguero católico, orgulloso de la fe de la Iglesia. Es más, invito a otros blogueros a que también lo hagan en sus blogs, para gloria de Dios, confusión del demonio, crecimiento de la Iglesia y bien de sus almas.

“Yo, Bruno Moreno Ramos, abrazo y recibo firmemente todas y cada una de las verdades que la Iglesia por su magisterio, que no puede errar, ha definido, afirmado y declarado, principalmente los textos de doctrina que van directamente dirigidos contra los errores de estos tiempos.

En primer lugar, profeso que Dios, principio y fin de todas las cosas puede ser conocido y por tanto también demostrado de una manera cierta por la luz de la razón, por medio de las cosas que han sido hechas, es decir por las obras visibles de la creación, como la causa por su efecto.

En segundo lugar, admito y reconozco los argumentos externos de la revelación, es decir los hechos divinos, entre los cuales en primer lugar, los milagros y las profecías, como signos muy ciertos del origen divino de la religión cristiana. Y estos mismos argumentos, los tengo por perfectamente proporcionados a la inteligencia de todos los tiempos y de todos los hombres, incluso en el tiempo presente.

En tercer lugar, creo también con fe firme que la Iglesia, guardiana y maestra de la palabra revelada, ha sido instituida de una manera próxima y directa por Cristo en persona, verdadero e histórico, durante su vida entre nosotros, y creo que esta Iglesia esta edificada sobre Pedro, jefe de la jerarquía y sobre sus sucesores hasta el fin de los tiempos.

En cuarto lugar, recibo sinceramente la doctrina de la fe que los Padres ortodoxos nos han transmitido de los Apóstoles, siempre con el mismo sentido y la misma interpretación. Por esto rechazo absolutamente la suposición herética de la evolución de los dogmas, según la cual estosdogmas cambiarían de sentido para recibir uno diferente del que les ha dado la Iglesia en un principio. Igualmente, repruebo todo error que consista en sustituir el depósito divino confiado a la esposa de Cristo y a su vigilante custodia, por una ficción filosófica o una creación de la conciencia humana, la cual, formada poco a poco por el esfuerzo de los hombres, sería susceptible en el futuro de un progreso indefinido.

En quinto lugar: mantengo con toda certeza y profeso sinceramente que la fe no es un sentido religioso ciego que surge de las profundidades del subconsciente, bajo el impulso del corazón y el movimiento de la voluntad moralmente informada, sino que un verdadero asentimiento de la inteligencia a la verdad adquirida extrínsecamente, asentimiento por el cual creemos verdadero, a causa de la autoridad de Dios cuya veracidad es absoluta, todo lo que ha sido dicho, atestiguado y revelado por el Dios personal, nuestro creador y nuestro Señor. Más aún, con la debida reverencia, me someto y adhiero con todo mi corazón a las condenaciones, declaraciones y todas las prescripciones contenidas en la encíclica Pascendi y en el decreto Lamentabili, especialmente aquellas concernientes a lo que se conoce como la historia de los dogmas.

Rechazo asimismo el error de aquellos que dicen que la fe sostenida por la Iglesia contradice a la historia, y que los dogmas católicos, en el sentido en que ahora se entienden, son irreconciliables con una visión más realista de los orígenes de la religión cristiana.

Condeno y rechazo la opinión de aquellos que dicen que un cristiano bien educado asume una doble personalidad, la de un creyente y al mismo tiempo la de un historiador, como si fuera permisible para una historiador sostener cosas que contradigan la fe del creyente, o establecer premisas las cuales, provisto que no haya una negación directa de los dogmas, llevarían a la conclusión de que los dogmas son o bien falsos, o bien dudosos.

Repruebo también el método de juzgar e interpretar la Sagrada Escritura que, apartándose de la tradición de la Iglesia, la analogía de la fe, y las normas de la Sede Apostólica, abraza los errores de los racionalistas y licenciosamiente y sin prudencia abrazan la crítica textual como la única y suprema norma.

Rechazo también la opinión de aquellos que sostienen que un profesor enseñando o escribiendo acerca de una materia histórico-teológica debiera primero poner a un costado cualquier opinión preconcebida acerca del origen sobrenatural de la tradición católica o acerca de la promesa divina de preservar por siempre toda la verdad revelada; y de que deberían interpretar los escritos de cada uno de los Padres solamente por medio de principios científicos, excluyendo toda autoridad sagrada, y con la misma libertad de juicio que es común en la investigación de todos los documentos históricos ordinarios.

Declaro estar completamente opuesto al error de los modernistas que sostienen que no hay nada divino en la sagrada tradición; o, lo que es mucho peor, decir que la hay, pero en un sentido panteísta, con el resultado de que no quedaría nada más que este simple hecho—uno a ser puesto a la par con los hechos ordinarios de la historia, a saber, el hecho de que un grupo de hombres por su propia labor, capacidad y talento han continuado durante las edades subsecuentes una escuela comenzada por Cristo y sus apóstoles.

Prometo que he de sostener todos estos artículos fiel, entera y sinceramente, y que he de guardarlos inviolados, sin desviarme de ellos en la enseñanza o en ninguna otra manera de escrito o de palabra. Esto prometo, esto juro, así me ayude Dios, y estos santos Evangelios".

Fuente: http://infocatolica.com

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