sábado, 21 de julio de 2012

El giro antropocéntrico

 

 

 

Un aspecto particular del Iluminismo alemán fue de naturaleza genuinamente religiosa. Y constituye una premisa del actual entusiasmo-originado por el vuelco feuerbachiano-  para convertir la teología en una antropología. No pocos podrían ser los nombres para recordar, a modo de ejemplo: M. Mendelsohn (1729-1786),G.E. Lessing ( 1728-1781) y H.S. Reimarus (1694-1768) que en una de sus obras principales, niega la posibilidad de los milagros y de una revelación sobrenatural, declarándose a favor de la sola religión natural, dentro de los límites kantianos de la sola razón.

Lejos de mí no solamente la aseveración, sino también la sospecha que posiciones tan radicales hayan sido formalmente sostenidas por los Padres conciliares, pero no puede negarse una cierta analogía de orientación entre aquellos iluministas y sus actuales epígonos, que, sin ser una verdadera escuela, han formado una corriente caracterizada por la sistemática destitución de todo elemento sobrenatural en el cristianismo, una naturalización del mismo, que es también su banalización.

Estamos frente a un nuevo imperativo categórico: no a todo prejuicio, ninguna dependencia de intervenciones del más allá, inflexibilidad del valor antropológico, es decir de la razón, y lo que a ella se adecua. Se trata de una especia de indebida exaltación de lo criado y sobretodo de lo humano; al respecto, el Vaticano II ha hecho la suya.

Una breve verificación, independientemente de la variedad de los documentos conciliares, no dará resultados unívocos. La autoridad de los documentos tiene una evidente diversidad de importancia; pero ninguno podrá negar que cada uno de ellos aporta su contribución a la erección de un nuevo ídolo: el hombre”.

(Brunero Gherardini, Il Vaticano II- Alle radice d´un equivoco, Lindau, Turín, 2012, pp.183-184)

 

Fuente: http://www.catapulta.com.ar/

Visto en: Info-Caótica

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