viernes, 19 de abril de 2019

viernes, 4 de enero de 2013

INSTRUMENTOS APTOS Y PROHIBIDOS “para siempre y por doquier” PARA LA LITURGIA

 

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Aun cuando la música eclesiástica es exclusivamente vocal, permítese en ella el uso del órgano y, en algún caso particular y con la debida licencia del Ordinario, también el de otros instrumentos (Motu propio de San Pío X, números 9 y 15).
Estos otros instrumentos que pueden usarse, además del órgano, con previa y expresa licencia del Ordinario, son: violines, violas, violoncelos, contrabajos, flautas, clarinetes, fagots y bandas de música con personal selecto y número de instrumentos proporcionados al local (instrumentos de aire, que acompañen con música escrita en estilo grave, conveniente y en todo parecida a la del órgano) (Motu propio de San Pío X, números 20 y 21).
En cambio, son instrumentos prohibidos para siempre y por doquier, y no pueden ser permitidos: el piano, todos los instrumentos fragorosos (ruidosos, estridentes): tambor, chinesco, panderetas, platillos, etcétera, y todos los ligeros: arpa, guitarra, bandurria, mandolina, acordeón, etcétera (Motu propio de San Pío X números 9 y 11), sin exceptuar el gramófono y el fonógrafo (Decr. 11 febrero de 1920).

Poco y católico

domingo, 23 de diciembre de 2012

RORATE CAELI, el Himno para meditar en Adviento

 

 

 


Rorate caeli desuper, et nubes pluant iustum.
Rorate caeli desuper, et nubes pluant iustum.

Ne irascaris Domine, ne ultra memineris iniquitatis: ecce civitas Sancti facta est deserta:
Sion deserta facta est: Jerusalem desolata est:
domus sanctificationis tuae et gloriae tuae,
ubi laudaverunt te patres nostri.

Rorate caeli desuper, et nubes pluant iustum.

Peccavimus, et facti sumus tamquam immundus nos,
et cecidimus quasi folium universi:
et iniquitates nostrae quasi ventus abstulerunt nos: abscondisti faciem tuam a nobis,
et allisisti nos in manu iniquitatis nostrae.

Rorate caeli desuper, et nubes pluant iustum.

Vide Domine afflictionem populi tui,
et mitte quem missurus es:
emitte Agnum dominatorem terrae,
de Petra deserti ad montem filiae Sion:
ut auferat ipse iugum captivitatis nostrae.

Rorate caeli desuper, et nubes pluant iustum.

Consolamini, consolamini, popule meus:
cito veniet salus tua:
quare maerore consumeris, quia innovavit te dolor? Salvabo te, noli timere, ego enim sum Dominus Deus tuus, Sanctus Israel, Redemptor tuus.

Rorate caeli desuper, et nubes pluant iustum.


Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

No te enojes Señor,
no te acuerdes más de nuestra maldad.
La ciudad del Santo está desierta;
Sión ha quedado arrasada,
Jerusalén, desolada,
la casa de tu santidad y tu gloria,
donde te alabaron nuestros padres.
Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

Hemos pecado y estamos manchados.
Hemos caído como las hojas
y nuestras maldades nos arrastraron como el viento.
Nos escondiste tu rostro
y nos dejaste con nuestra iniquidad.
Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

Mira, Señor, la aflicción de tu pueblo
y envía al Prometido:
envíanos al Cordero que rige la Tierra,
desde el desierto de Petra
hasta el monte de la hija de Sión,
para que rompa el yugo de nuestra esclavitud.
Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

Consuélate, pueblo mio, consuélate,
que pronto llegará tu salvación;
¿Por qué te consumes de tristeza?
¿Por qué se renueva tu dolor?
Te salvaré, no temas:
yo soy el Señor, tu Dios,
el Santo de Israel, tu redentor.

Antiguo himno latino de adviento, basado en el profeta Isaías, que es verdaderamente maravilloso, el Rorate Coeli. Todo aquel que tenga algo de poesía en su alma quedará sobrecogido al leerlo. Puede usarse además como una magnífica oración para repetir todos los días en este tiempo de Adviento.

Animo a los lectores a ir leyéndolo despacio, quizá en voz alta, imaginando lo que cuenta: la situación de sufrimiento del que lo canta, que compara con la destrucción de Jerusalén, arrasada por sus enemigos, de manera que donde un día se cantaba la gloria de Dios hoy no se escucha más que un silencio de muerte. Es el pecado el que nos ha apartado de Dios, nos ha hecho insustanciales como hojas caídas que lleva el viento, nos ha encadenado con nuestra propia maldad y nos oculta el rostro del Señor, de manera que no hay ninguna luz que alivie nuestra oscuridad.

En esa situación angustiosa, que parece que no tiene salida y de la que uno mismo no puede salir,el cristiano se acuerda de la promesa de Dios o, mejor, del Prometido por Dios, del salvador que Dios anunció desde antiguo. El cantor grita, como los esclavos hebreos en Egipto, para que Dios venga a romper nuestras cadenas que no nos dejan vivir y a consolarnos en nuestra aflicción de muerte. La sequía abrasadora de nuestra vida necesita el Rocío del cielo, el Justo que tiene que venir de Dios.

En la última estrofa, es el mismo Señor el que habla, para consolar a su pueblo con una ternura que conmueve el corazón. Como un padre al hijo que se despierta asustado por la noche, le dice: no temas, estoy aquí, ya llego junto a ti.

Bruno Moreno

domingo, 16 de diciembre de 2012

El doctor Hernán Mathieu, nuevo rector de la Universidad Católica de La Plata

 

 

 

El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, designó con fecha 1º de diciembre de 2012 al doctor Hernán Mathieu, nuevo rector de la Universidad Católica de La Plata (UCALP), por el término de cuatro años.
El Gran Canciller de la UCALP señala en el decreto: "Visto que se a cumplido el período de prórroga del mandato del doctor Rafael Breide Obeid como rector de la Universidad Católica de La Plata, y que por lo tanto es preciso designar a quien le suceda en la conducción de la Universidad; y considerando las condiciones personales, la preparación académica y la experiencia de gestión del doctor Hernán Mathieu; por el presente documento designo al doctor Hernán Mathieu rector de la Universidad Católica de La Plata para un período de cuatro años, con todos los derechos y deberes propios del cargo que ejercerá según los Estatutos de la misma Universidad”.


Datos biográficos
Hernán Mathieu nació en la ciudad de La Plata en el seno de una antigua y conocida familia, egresó de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata como abogado y como docente universitario acredita una vasta trayectoria en distintas ramas del Derecho Privado.


En 1974 inicia su actividad académica como profesor ordinario en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA). Desde el 3 de julio de 2000 hasta la actualidad es profesor titular de la cátedra de Derechos Reales. Igualmente es profesor de Derechos Reales en el Postgrado en Derecho Notarial y Registral de la Facultad de Derecho y Ciencia Políticas de la UCA y miembro del Consejo Académico de la Facultad de Derecho.
Fue designado vicedecano de la Facultad de Derecho de la UCALP, desde octubre de 2007 hasta julio del 2008, fecha en la cual asume como decano de la misma Facultad, cargo que por decisión de monseñor Aguer ejerció del 21 de julio de 2008 hasta el presente.


Desde julio de 2011 hasta junio de 2012 se desempeño como Secretario General Académico interino de la Universidad Católica de La Plata.

Es miembro del Consejo Académico del Instituto Superior de Registración, Publicidad Inmobiliaria de la Provincia de Buenos Aires desde Febrero de 2009.


En el ámbito de la gestión pública, el doctor Mathieu fue director del Registro de las Personas de la Provincia de Buenos Aires; director provincial de Promoción, Educación, Fiscalización y Asuntos Legales del Instituto Provincial de Acción Cooperativa de la Provincia de Buenos Aires; conjuez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Federal de La Plata (1990) y de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires (1995).
En tanto en la esfera privada, ejerce la profesión de abogado en la ciudad de La Plata, habiendo sucedido a su padre en el estudio familiar.


Dictó y asistió a numerosos cursos, seminarios, y conferencias, como así también a congresos y jornadas. Es autor de numerosos artículos y publicaciones en diferentes medios profesionales, académicos y periodísticos.

Informes: info@ucalp.edu.ar o www.ucalp.edu.ar .

La Plata, Buenos Aires. (AICA)

sábado, 8 de diciembre de 2012

La Virgen María, símbolo y víctima de una ofensa

 

 

Por Monseñor HECTOR AGUER, Arzobispo de La Plata

A fines del siglo VII comenzó a celebrarse en Oriente la fiesta de la Concepción de María, que se extendió luego, a través de la Italia meridional, a Inglaterra, Francia y otros países occidentales. Entonces, la antigua creencia en la santidad original de la Madre de Dios se planteó como problema teológico, con las discusiones correspondientes. Se fue explicitando así lo que se contenía de un modo implícito en la fe eclesial y en las afirmaciones de los Santos Padres. Como en otros casos, la celebración litúrgica, la fiesta cristiana y la devoción del pueblo fiel, determinaron el desarrollo doctrinal y precedieron a la definición dogmática. Se cumplió el principio según el cual la regla de la oración, es decir, el modo como la Iglesia expresa su fe en el culto litúrgico, determina lo que se debe creer, es una fuente principal de la formulación de las verdades cristianas por el magisterio de papas y concilios. Desde principios del siglo XVIII aquella fiesta se celebra en toda la Iglesia, y en 1854 el beato Pío IX, siguiendo la huella de sus predecesores y después de consultar al episcopado universal, proclamó solemnemente que la Inmaculada Concepción de María es una verdad revelada por Dios que todos los católicos debemos creer.
Pero ¿qué significa exactamente Inmaculada Concepción de María? Esta doctrina no se refiere al modo como María concibió a su Hijo -a saber, virginalmente- sino a la situación original de ella misma; afirma que desde el primer instante de su existencia personal ella fue la “llena de gracia”, preservada del contagio del pecado y de las confusiones y estragos que son su ineluctable consecuencia. El saludo tradicional, español y criollo, lo dice sencillamente: “Ave María purísima - sin pecado concebida”. Algunos Padres de la Iglesia la reconocían hecha de barro puro e inmaculado, señalada a la vez como hija de Adán y distinta de todos, dotada con el don de la primera creación de parte de Dios. Si queremos hablar con propiedad, no se trata de la primera sino de la nueva creación; la primera creación quedó atrás para siempre, como lo manifiesta plásticamente la imagen del paraíso clausurado. En María se anticipa, como don gratuito del amor de Dios, la nueva humanidad creada por la redención de Cristo, que es superación del pecado. Todo en ella es gracia, regalo absoluto; fue colmada por un acto de elección divina antes de poder hacer ella un acto meritorio. Es una realidad ontológica, del orden del ser, previa a la virtud moral; conviene subrayar que la calificación de “purísima” o de “inmaculada”, no proclama en primer lugar la virginidad perpetua de la Madre de Dios, sino el fruto acabado de la redención obrada por Cristo, una madurez de la existencia que no depende de la experiencia del mal sino que se identifica con la total inocencia, una realización plena que cabe, milagrosamente, en la más perfecta sencillez.
El privilegio de la Inmaculada no la aleja de nosotros, más bien a nosotros nos acerca a ella; es un signo esperanzador que nos invita a tender hacia nuestro fin desde la fuente de nuestro origen bautismal, desde nuestra condición cristiana. Representa una imagen de lo que podemos llegar a ser, no en virtud de una presunta bondad natural, como la que postulaba el optimismo naturalista de Rousseau, sino por la gracia de la redención que libera del pecado, del original que es un hábito de la naturaleza caída, y de los personales en los que se emperra nuestra alma llena de pasiones, nuestra libertad desordenada. En un escrito breve y extraño del Nuevo Testamento, la Carta de San Judas, se dice que Dios nuestro Salvador puede preservarnos de toda caída y hacernos comparecer sin mancha y con alegría en la presencia de su gloria. Esa esperanza nuestra se alza en el estandarte de la Inmaculada.


UN ATENTADO
El recuerdo de esta fiesta del 8 de diciembre, tan entrañable para los católicos, me brinda la oportunidad de publicar mi repudio al atentado que se perpetró en el Teatro Argentino durante la representación de “Pepita Jiménez”, la ópera de Isaac Albéniz. Con toda razón lo llamo atentado, porque fue una agresión, una ofensa contra la religión católica y expresamente contra la Virgen María. Una crónica complaciente admitiría a lo sumo que la puesta en escena incluyó momentos fuertes, audaces, provocativos. Digamos claramente que se trató de un hecho abusivo, no autorizado por la novela de Juan Valera ni por la versión musical de Albéniz, debido únicamente alresentimiento anticatólico del director de escena. Para conocimiento del lector que no fue atraído por ese título menor del repertorio lírico, explico que, entre otras felonías,se exhibió durante casi veinte minutos a una mujer desnuda que representaba a la Virgen María. Alguien pensará que no se debe cohibir la libre expresión artística, o que estoy propiciando aplicar alguna forma de censura. Me pregunto qué hubiera sucedido, por ejemplo, si la obra representada hubiera incluido una burla o injuria contra la fe judía o alguno de sus signos religiosos más caros. Se me ocurre que, en rigor, nadie se hubiera atrevido a tanto, y que en todo caso la comunidad judía habría protestado airadamente con justa causa, y yo la habría acompañado en la protesta. Quizá habría actuado de oficio la sucursal bonaerense del INADI. Pero en la Argentina de hoy sólo está permitido discriminar a los católicos y se puede blasfemar impunemente. Las autoridades responsables del desafuero le deben una disculpa a la Iglesia Católica, y con ella el compromiso de que no volverá a ocurrir algo semejante. Está en juego el derecho que nos asiste de no ver insultada nuestra fe, y mucho menos -si cabe- por una institución oficial de la provincia. Que conste públicamente mi queja. Por el honor de la Inmaculada.

Fuente: Diario El día.

El Papa nombra a Monseñor Georg Gänswein como Prefecto de la Casa Pontificia

 

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Ciudad del Vaticano, 7 diciembre 2012 (VIS).- El Santo Padre ha nombrado:
[...]

-Monseñor Georg Gänswein como Prefecto de la Casa Pontificia, elevándolo al mismo tiempo a la dignidad arzobispal. El arzobispo electo nació en 1956 en Waldshut (Alemania) y fue ordenado sacerdote en 1984. Es licenciado en Derecho Canónico por la Katholisch-Theologische Fakultät de la Ludwig-Maximilians-Universität de Munich. Ha sido juez del Tribunal diocesano y colaborador personal del arzobispo de Freiburg im Breisgau. En 1995 entró a formar parte de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. En 1996 fue trasladado a la Congregación para la Doctrina de la Fe y hasta ahora era secretario del Santo Padre.

VIS

El 9 de marzo será ordenado obispo Mons. Bochatey

 

 

Mons. Alberto Bochatey OSA, electo obispo auxiliar de La Plata, recibirá la ordenación episcopal el sábado 9 de marzo en la catedral platense y su consagrante será Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata. Mons. Bochatey, que reside actualmente en Roma, permanecerá en la Ciudad Eterna hasta una fecha cercana a la de su ordenación episcopal. Entonces fijará su residencia definitiva en la ciudad de La Plata.

Monseñor Alberto Germán Bochatey OSA, a quien el papa Benedicto XVI el pasado martes 4 de diciembre nombró obispo auxiliar de La Plata, será ordenado obispo el sábado 9 de marzo de 2013.
La ceremonia de consagración episcopal se realizará en la catedral platense y su consagrante principal será monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata. Oportunamente se informará sobre quiénes serán los obispos co-consagrantes.
Monseñor Bochatey, que reside actualmente en Roma, a donde fue en su momento enviado por sus superiores de la Orden de San Agustín a la que pertenece, permanecerá en la Ciudad Eterna hasta una fecha cercana a la de su ordenación episcopal. Entonces fijará su residencia definitiva en la ciudad de La Plata. Es probable, sin embargo, que realice algún viaje a la Argentina antes de esa fecha.+

AICA